Sangre, sudor y lágrimas


Vamos a comenzar hablando de las condiciones del inicio del capitalismo industrial, y de cómo se consiguió todo esto que ahora nos están quitando:
"Sangre, sudor y lágrimas"
En el inicio del siglo 19 no había leyes que regularan el trabajo. Las jornadas de trabajo en las fábricas eran de hasta 18 horas diarias, sin días de descanso. Muchos de los patrones solo se preocupaban de sus ganancias. También empleaban a niños. No había legislación laboral y eso permitía que los dueños de los medios de producción impusieran sus condiciones.
Y muchísima gente las aceptaba, porque era preferible eso que morir de hambre. Ese capitalismo no tenía límites, y los abusos hacían a los obreros a organizarse en uniones laboristas o sindicatos, que por aquel entonces estaban prohibidos.
Los movimientos de trabajadores dieron como fruto algunas de las condiciones laborales de hoy, como el salario mínimo de ley, la jornada de 8 horas, la semana de 40 ó 48 horas laborables, el servicio médico y la educación entre otras.
Todas estas prestaciones o más, fueron logros del movimiento obrero en el siglo XIX y parte del XX; no fueron un obsequio de los patrones, sino producto de una lucha encarnizada. Hoy en día gozamos de las conquistas de nuestros antecesores trabajadores que pensaban que valía la pena exigir y luchar hasta las últimas consecuencias. Esta fue una lucha larga y a veces sangrienta. Claro que corría la sangre de los trabajadores, no de los patrones.
Ellos con su lucha transformaron las condiciones laborales en el siglo XIX en Europa. Hoy pensamos que estos derechos son "naturales", pero olvidamos que fueron consecuencia de una batalla a muerte contra los dueños del capital, que llamaban "revoltosos", "holgazanes", "bandidos" a los trabajadores que exigían aquello que consideraban un derecho.
Ahora parece que la historia está tomando la dirección contraria. Vamos a permitirlo? Vamos a dejar que nos quiten lo que a nuestros antecesores tanto les costó conseguir? Desde siempre nos an enseñado que con la violencia se pierde la razón. Siempre nos han enseñado a aceptar la autoridad. Ha llegado la hora de actuar. Porque con los recortes del Estado del Bienestar solo ganan las grandes fortunas.